Según Max Weber, las sectas son comunidades dinámicas en las que el individuo, debido a una decisión personal y solamente después de un minucioso examen por parte de la secta, se afilia. Por contraste a las iglesias donde la identidad cultural se hereda. La secta representa un sector separado de un conjunto más amplio. La palabra tiene una connotación de división o ruptura.

En los 80 se define el concepto de nuevos movimientos religiosos para diferenciarlos del concepto negativo de sectas y evitar la persecución de las minorías. Para diferenciar también se ha sugerido el concepto de “sectas destructivas”.

A veces es difícil saber si un grupo es una secta o no. Algunos elementos para definir una agrupación como secta son:

  • Generalmente son de carácter religioso, aunque puede haber de otros tipos.
  • Aislada y autosuficiente frente a la sociedad.
  • Autocentrada y estructurada como comunal afectiva.
  • Introvertida y rebelde frente a la sociedad circundante.
  • Combativa con el exterior, que se ve como malvado.
  • Radical en sus creencias y comportamientos.
  • Piramidal.
  • El líder se considera especial.
  • Busca el poder, el dinero y el control.
  • Sumisión al líder.
  • No se pueden hacer críticas al grupo o al líder.
  • Se interviene en todos los aspectos de la vida del adepto que se puede.
  • Símbolos, signos y términos propios.

En mi camino de profundización en Mindfulness he realizado retiros de diferentes tipos y temáticas, provenientes de diferentes grupos. En alguna de estas experiencias me ha surgido la inquietud o podríamos llamar la intuición de que estaba pudiendo asomarme a una secta. Algunas de las agrupaciones con las que he estado cumplían los elementos enumerados más arriba, que confirman que esa intuición probablemente es acertada.

Partiendo de la base de que cuando se pasa la delgada línea entre un movimiento religioso minoritario y una secta estamos hablando de algo con connotaciones negativas y peligrosas, me gustaría sin embargo compartir una serie de reflexiones personales derivadas de mi experiencia.

Cuando he podido tocar muy levemente un grupo de este tipo, lo que saltaba mis alarmas es la anulación de la capacidad de discernimiento y libertad de pensamiento.

Cuando alguien entra en una de estas sectas le hacen sentir especial ya que cualquiera no puede ser “miembro” de ellas. Generalmente, la personas que se acercan están en una sincera búsqueda por dar sentido a sus vidas y suelen ser personas muy espirituales. Uno de los aspectos que para mi marca la diferencia con un grupo religioso minoritario es el control que tiene sobre los miembros el gurú y que va mucho más allá del consejo. El gurú sabe lo que es bueno para ti.

Te aíslan del entorno dedicándoles todo tu tiempo y al final es muy difícil que sus miembros abandonen. Los horarios son muy intensos para que no haya tiempo para dedicar a nada más, suelen dar su dinero para la congregación con el convencimiento espiritual de que con ello hacen lo mejor para «el mundo», lo cual es otro punto más de aislamiento.

Las familias que perciben todo esto entran en batalla para que el familiar “abra los ojos”, consiguiendo lo contrario, ya que les hace sentirse más alejados de ellos y más cercanos a ese lugar donde les hacen sentirse especiales. Sin embargo, he tenido la sensación de que muchos de los componentes de las sectas tienen los ojos abiertos y la compensación de desarrollo espiritual y personal que obtienen les compensa. 

Con las nuevas tecnologías están continuamente conectados. El gurú te puede necesitar en cualquier momento y tienes que demostrar tu compromiso. Las redes que se crean entre los miembros son más fuertes, aumentan el sentido de pertenencia y mantienen la conexión de forma permanente.

Los miembros que quieren salirse de estas normas son percibidos como débiles, incapaces de afrontar lo que es mejor para su desarrollo espiritual.

Muchas veces el reclamo para acercarse a ellas son clases de tai-chi, yoga o meditación. Suelen utilizar la afirmación de  que sus enseñanzas se basan en prácticas milenarias provenientes de Asia. Son un reclamo en principio aparentemente inocuo. Otro de los aspectos importantes es que para purificar tu alma tienes que hacer un servicio desinteresado, con lo que la mano de obra está asegurada 

 Para captar a los miembros a veces hacen verdaderos estudios sobre personalidad, familia, relaciones sociales, etc, lo que dificulta mucho el que luego se pueda abandonar la secta.

 Cuánto más cuadre el perfil del individuo en los intereses de la secta, más estrecha se irá haciendo la relación que mantengan con él.

Utilizan la psicología inversa. Atraen a las personas para hacer que sean ellas mismas  quienes vayan hacia ellos. Las ayudan en el caso de que tengan problemas y luego piden que devuelvan el favor haciéndoles sentir en deuda.

Otro punto es como cambia la relación una vez han captado a las personas, pasando a un control total, rompiendo todos los lazos y relaciones que puedan tener fuera de la secta.

 Todo ello me ha hecho meditar sobre la importancia que damos socialmente al daño que puede producir en una persona ser captada por una secta y que, por supuesto, es algo que debemos estudiar y prevenir con la suficiente información, ya que atenta contra las libertades básicas del individuo. 

Sin embargo y hablo sólo desde mi experiencia, que agrupa a un grupo reducido de miembros, las personas que he conocido en estos entornos son felices, se basan en una serie de valores morales y espirituales y importantes. El problema viene al haber una idolatración y control total por parte del gurú, pero son de las personas más bondadosas, entregadas e increíblemente compasivas que he conocido.

Otro punto importante es la creencia popular extendida sobre que las personas que «caen» en estas sectas son débiles o incultas y eso es algo que está muy lejos de la realidad. Hay personas con una gran formación, inteligencia y fortaleza. En esta sociedad en la que cada vez estamos más aislados sentir la pertenencia a un grupo es importante, ya sea un club de fútbol, de fans o una secta.

Muchas personas hoy en día  se sienten muy desdichadas y el aumento de problemas derivados del estrés parece que no tiene freno. La idea de no ser suficientemente bueno en lo que se hace, el vacío espiritual, la soledad y el aislamiento social asociado a sentimientos de culpabilidad, rabia y tristeza, está muy extendido y muchas personas necesitan encontrar un sentido a sus vidas, a la vez que sentirse escuchadas y comprendidas.

En estas sectas he visto personas realmente felices, creo que si las familias fuesen capaces de acercarse a esa felicidad, aceptarla y no oponerse a ella, les permitiría mantener el contacto, seguir estando ahí en caso de necesidad y ser siempre una puerta de salida, algo que creo que es importante trasmitir a las relaciones sociales y a las familias. La confrontación por la incomprensión de la situación, sólo produce un distanciamiento que va en detrimento del familiar o amigo, dejándole al desamparo de lo único que le queda en ese caso y que es la secta.

Patricia De la Fuente Cid

Psicóloga General Sanitaria y experta en Mindfulness