Este síndrome es poco frecuente y, por ello, poco conocido. El rasgo principal que lo caracteriza es un delirio de tipo nihilista o de negación, que puede llevar a la persona a negar su propia existencia y la del mundo que le rodea.

Este síndrome recibe el nombre del neurólogo francés, Jules Cotard, quien describió como una paciente creía que no tenía cerebro, ni nervios, ni pecho, ni entrañas, y que tan solo era piel y huesos.

Otros autores, también refirieron casos clínicos en lo que la persona decía estar muerta o que muchos de sus allegados también lo estaban, o incluso que sus órganos estaban paralizados.

Este trastorno se produce con más frecuencia en la segunda mitad de la vida y resulta raro en la adolescencia, y parece ser más frecuente en mujeres que en hombres.

 

Características

El síntoma esencial es el delirio de negación que varía en intensidad. La persona puede referir que pierde sus capacidades cognitivas y sus emociones, pudiendo llegar a la negación de su propia existencia.

El síndrome de Cotard puede estar relacionado con patología depresiva grave o con algún síndrome orgánico y esquizofrenia.

En ocasiones, el inicio es súbito, sin que se encuentren antecedentes de psicopatología. Es más frecuente, no obstante, que aparezcan estados de ansiedad difusa e irritabilidad como antesala a los síntomas más llamativos entre lo que se encuentra la negación de la propia existencia, incluso la de la propia realidad humana.

El delirio nihilista puede comenzar con la negación de la existencia de un órgano en concreto (“no tengo corazón”) y llegar hasta comprometer la existencia de la propia vida. Se da la paradoja de que, a veces, la muerte es imposible, lo cual puede llevar a la persona a sostener creencias de inmortalidad.

Las ideas de mortalidad puede que estén relacionadas con otras ideas delirantes de tipo megalomaníaco como la idea de enormidad (la persona puede llegar a creer que su cuerpo crece sin freno hasta llegar a fundirse con el universo y a pensar que lo único que existe es ella).

Pueden aparecer también síntomas como mutismo, ideas de suicidio, deseos de automutilación y alucinaciones, sobre todo, auditivas. Sin embargo, no son infrecuentes las alucinaciones olfativas donde la persona asegura estar pudriéndose.

Las causas de este trastorno apuntan a anomalías neurobiológicas que pueden estar presentes en los lóbulos temporal y frontal del cerebro.

Tratamiento

El abordaje terapéutico comprende, básicamente, el tratamiento del trastorno que subyace (depresión, psicosis afectiva. Esquizofrenia, enfermedad orgánica) En este sentido, los antidepresivos y los neurolépticos pueden ser de ayuda a la hora de reducir la sintomatología, pero con limitaciones, lo que hace confuso el pronóstico.

El apoyo psicológico es fundamental dadas todas las circunstancias emocionales y conductuales que rodean al síndrome. El fuerte aislamiento que sufre la persona con síndrome de Cotard puede ser objeto de intervención de cara a reducir los fuertes sentimientos de desesperanza.

 

 

Manuel Oliva Real

Psicólogo clínico y psicoterapeuta EFPA

Colegiado nº: M-10935