Al leer el título de este artículo, todos sabemos a qué hace referencia, pero al pedir que describamos concretamente qué es una relación tóxica, quizá nos entren algunas dudas porque no es fácil identificarlo. Comúnmente se sabe que una relación tóxica es aquella que te provoca malestar e incomodidad, pero que, a pesar de ello se mantiene contacto indefinido con dicha persona sin poder escapar, como si de una adicción se tratase (Becoña, 2005). Esta relación tóxica puede darse en una pareja, una amistad, un familiar o con cualquier persona, ya que no se limita a las relaciones sentimentales de pareja.
¿Cómo identifico una relación tóxica?
Como pueden estar presentes en todos los ámbitos a menudo es complicado identificarlas, es por este motivo que os proponemos el siguiente ejercicio, para ayudar a dilucidar dudas sobre si estás en una relación tóxica o no:
Piensa en esa persona, haz un repaso general de las veces que habéis estado juntos, de vuestras interacciones, de vuestra comunicación. Ahora que tienes todo ello en mente, contéstate con sinceridad las siguientes preguntas, finalmente estás haciendo esto por ti, te mereces honestidad.
- Al estar juntos, ¿sientes incomodidad o deseos de no estar allí?
- ¿Te sientes culpable tras estar juntos por no poder hacer lo que realmente quieres y ceder la mayoría de las veces?
- ¿Crees que no puedes ser tú mismo y mostrarte como eres porque no te aceptará?
- ¿Te sientes bien al estar con esa persona, pero profundamente vacía al estar sin él o ella?
- ¿Consideras que sin esa persona no vales nada?
- ¿Vas constantemente buscando relaciones que te aporten un chute de adrenalina y te cansas fácilmente de ellas?
- ¿Estás con esa persona solo porque crees que tienes que ayudarle a salir de sus problemas porque que te necesita y viceversa?
Bien, si has respondido afirmativamente a la mayoría de las preguntas, como poco dicha relación genera conflictos. De todas formas, esto solo es un ejercicio de reflexión, a continuación, se explica el por qué de cada pregunta.
Según Sirvent y Moral (2007) uno de los principales motivos de la ocurrencia de relaciones tóxicas o “no sanas” es la dependencia emocional que se establece en dichas relaciones. Esta dependencia, según los mismos autores se diferencia en tres tipos:
- Dependencia emocional (DE):
- Posesividad y desgaste energético intenso
- Incapacidad para romper ataduras
- Cariño y amor voraz, desmesurado por una de las partes
- Sentimientos de culpa, vacío y miedo al abandono
- Relación asimétrica, dominante y subordinad@, inhibición de autonomía
- Omisión de defectos y aceptar como normales desprecios y humillaciones
- Bidependecia (BDP): se corresponde a la búsqueda continua y constante de relaciones intensas, de duración fugaz y usando a la otra persona para ello sin tener en cuenta su opinión, ni dejar que rompa los lazos de relación.
- Falta de conciencia de problema
- Búsqueda obsesiva de pareja, obviando defectos y destacando que la otra persona es la única que estimula su vida como él o ella quieren, idealización.
- Frecuentes sentimientos de vacío
- Inescapabilidad y orientación a relaciones intensas e incluso peligrosas
- Codependencia (CDP): se establece en relaciones proteccionistas y con sentimientos de sobre-resposabilidad sobre el otro
- Ejercer de cuidador, protector
- Olvido de las propias necesidades por satisfacer las de la otra persona
- Focalización vital para y por la otra persona
Otro de los factores que contribuyen a una relación tóxica, además de la dependencia emocional, es el miedo a estar solos, una autoestima baja y, en consecuencia, poca asertividad (Espina, 2002).
Al juntar todos estos ingredientes en una relación, además de manipulación emocional y negación de la realidad, obtenemos una relación tóxica que no es más que una manera de relacionarnos poco efectiva que nos produce grandes consecuencias de malestar (Yela, 2003) y una perpetuación de las características que han propiciado dicha relación, como una pesadilla sin fin de la que ni siquiera no estamos dando cuenta al no ser conscientes de la situación.
¿Se puede salir de una relación tóxica?
La respuesta es sí, pero no es un proceso sencillo. Hay que tener en cuenta que a menudo estar en este tipo de relaciones es un patrón de comportamiento que se repite en el tiempo y en nuestra historia vital, con lo cual es difícil modificarlo, requiere trabajo duro y en ocasiones, orientación profesional pero no es imposible. El primer paso, desde luego es darse cuenta de que estás en una relación de este tipo y comenzar a plantear posibles alternativas, trabajar y explorar las distintas creencias irracionales sobre lo que creemos que significa el amor, la pareja o la amistad, en contraposición del significado real que pudiera tener. Trabajar la autoestima, poniendo el foco en ti mismo, valorando cada uno de los aspectos buenos que se poseen y aprendiendo a aceptar los aspectos menos fuertes, buscando alternativas reales y objetivas para mejorarlos dentro de lo posible.
En consecuencia, de todo esto, se arroja la importancia de conocerse y quererse a uno mismo antes de buscar relacionarse con alguien más con la esperanza de que sea otro quien llene las carencias que se posean. Esto no es ni será la solución y, puede ocasionar a largo plazo que se caiga en el círculo vicioso de una relación tóxica, que lejos de ayudarnos a crecer con autonomía, apoyarnos, motivarnos a avanzar y explorar nuestros límites, nos hará cada vez más dependientes e inseguros, haciendo muy difícil que ese sentimiento de vacío desaparezca.
Bibliofrafía:
Sirvent, C. y Moral, M. (2007). La dependencia Sentimental. Anales de Psiquiatría, 23(3), 93-94.
Mansilla, F. (2001). Codependencia y psicoterapia interpersonal. Revista de Asociación Española de Neuropsiquiatría, XXI, Nº 80, 9-35
Yela, C. (2003). La otra cara del amor: mitos, paradojas y problemas. Encuentros en la Psicología Social, 1, 2, 263-267.
Espina, A. (2002). Alexitimia y relaciones de pareja. Psicothema, 14(4), 760-764
Becoña, E. (2005). Adicción a nuevas sustancias psicoactivas. Psicología Conductual: Revista Internacional de Psicología Clínica y de la Salud, 13(3), 349-370.
Joselin Miranda Gómez
Psicóloga sanitaria
Colegiada Nº: M-34684
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